FLAN DE LECHE CONDENSADA

INGREDIENTES DE LA RECETA

• 1 1ata pequeña de leche condensada
• 3 huevos
• 2 medidas de la lata de leche condensada de leche normal
• 40 cl de agua
• 75 grs de azúcar
  

ELABORACIÓN

Mezclar los huevos con la leche y con la leche condensada.

Para caramelizar el molde echar el azúcar y el agua
y se forma el caramelo, moverlo hasta extenderlo bien
por el fondo de recipiente.

Rellenar el molde y taparlo con papel de aluminio.

Dejar que cuaje en el horno al baño maria a 180 grados

durante unos 35 minutos, si lo pinchamos con una

aguja y ésta sale limpia, es que está en su punto.

Dejar enfriar.

Maria Romero

Relato

No nos hemos ido por un capricho,
nos hemos ido porque
los maestros nos han llamado,
pero yo ya estaba acostubrada
a ti y me está viniendo grande.
Pero mientras yo pueda no dejaré
de venir porque me siento muy
agusto contigo.
Gracias por todo lo que me
has enseñado. No tengo palabras.
Gracias Susana.

Isabel G. O.

Poesia

¿Que me pongo?
¿Qué me pongo hoy?
¿Me pongo la sonrisa grande,
los ojos brillantes
y las manos amigas?
¿Me pongo la pena en la boca,
las lágrimas sosas
y el color hormiga?
¿Me vestirás tú, mamá?
Pero cielo, ya eres mayor.
Te lo pido por favor...
Está bien, pero solo hoy.
Te podré las gafas rosas
y el rostro más bonito
y una sonrisa que dure
más allá del infinito.

Isabel G. O.

PROVERBIO ARABE

No digas todo lo sabes
no hagas todo lo que puedas

no creas todo lo que oyes
no gastes todo loque tengas

Porque
el que dice todo loque sabe
el que hace todo lo que puede
el que cree todo lo que oye
el que gasta todo lo que tiene

muchas veces
dice lo que no conviene
hace lo que debe
gasta lo que no puede.

Paquita Comino

POESÍA

Del mar salió mi nombre
y tan desgraciada nací
que huyendo de la desgracia
contra una garita di.

Isabel G O

Poesía

Te recuerdo como eras en el último otoño,
Eras la boina gris y el corazón en calma.
y las hojas caían en agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como enredadera,
los ojos recogían tu voz lenta y en calma.
Dulce jacinto azul sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño.
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío, campo desde los cerros,
tu recuerdo es de luz, humo, de estanque en calma!
Más allá de tu ojos ardían los crepúsculos,
hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Isabel G O

La Espiga

Era un arreo trigal cuyas mieses el sol iba dorando
en su fuego una espiga arrogante crecía
muy cargada de hechizos y ensueños.
Era esbelta, gallarda y muy alta
y tan buena que todo su anhelo lo libraba en querer
y adentrarse de este modo en la gloria del cielo.
Y el Señor que sus sueños sabía
la miraba benigno y risueño
y su firme promesa le daba de traerla por fin a su seno.
Y la espiga soñando crecía y esperando hacia sus anhelos
se pasaba las horas jugando en el dulce columpio del viento.
Pues señores, una tarde de estío presentóse en el campo u labriego
y con hoz de impiedaz y desnuda
fue segando el precioso elemento.
¡A mi no! ¡A mi no! le decía la inocente espiguita del cuento.
¡A mi no! porque estoy destinada para alzar mi tallo hasta el cielo.
Y el labriego tal vez distraído derribóle de un golpe en el suelo
y la espiga llorando exclamaba:
¡sálvame! ¡sálvame! Señor que me muero.
Y en la cárcel oscura de un saco
allí pronto la metieron
y la espiga llorando decía:
¡Padre nuestro que estas en los cielos!

Escrito por
María Romero

Probando

Hoy no voy a escribir nada.